Las noches nunca han sido fáciles pero después de mucho trabajo conseguimos algunos avances:ritual para irse a dormir, dormir en su cama…lleva una temporada en la que se “despierta” bastante a menudo. A veces con calmarla es suficiente pero otras acaban siendo “rabietas nocturnas”: no quiere salir de la cama, grita, nos llama pero luego nos rechaza (pegando, empujando chillando aita no, ama no…) llora…y no sabemos cómo actuar, no acertamos.
No sabemos si la adaptación de la escuela tiene algo que ver. En la escuela no manifiesta enfado, tristeza…al contrario va muy contenta, pero es la más pequeña de la clase y no sabemos si el “esfuerzo” que hace para adaptarse no le esté suponiendo un esfuerzo y su manera de liberar la tensión sea esa.
Muchas veces no sabemos qué hacer por qué nos hacemos las preguntas equivocadas, ¿será la escuela, serán los dientes o sera su carácter? Para responder ante algo con serenidad tenemos que entenderlo y si no encontramos una explicación lógica o bien nos alarmamos o simplemente no respondemos esperando que se le pase. es cuestión de tiempo pensamos.
Sin embargo, en estas edades tan tempranas no importa tanto el motivo de la rabieta sino la forma en qué respondemos ante ella y nuestra necesidad por controlar conducta del niño, a veces solo molesta para nosotros pero no inadecuada como hacer llorar en medio de la noche porque se ha despertado sin conseguir conciliar el sueño por si mismo.
En estas situaciones, necesitamos hacer cualquier cosa con tal de calmar al niño o lo que es lo mismo, que deje de llorar, motivos tenemos, es de noche, los vecinos duermen, creemos que sufre,etc. Pero por el día también tenemos motivos para interrumpir ciertas conductas, vemos que no se esta portando bien, no toleramos el llanto o creemos que es demasiado mayor para llorar asi.
La cuestión es que si nos miramos hacía adentro y analizamos las intenciones con las que nos enfrentamos a esas conductas del bebe, en el fondo necesitamos controlar su conducta y pensamos que en nuestra mano esta el cambiarla. Los primeros años de su desarrollo dependen de nosotros la mayor parte del tiempo pero luego tenemos que ir soltando la cuerda para que puedan experimentar su libertad de movimiento y mostrarse autónomos pero cuando sentimos que no controlamos tanto, nos frustramos de tal manera que no conseguimos ayudarle.
Responder ante el llanto de la noche
¿Que hacer cuando el bebe llora en medio de la noche? Quizás sería mejor que nos hicieramos otra pregunta, ¿que no hacer ante el llano del niño? La respuesta es muy concisa, puedes hacer lo que quieras siempre y cuando el bebe no sienta tu ansiedad por calmarlo o lo que es lo mismo, callarlo, podemos dar cualquier atención que permita al niño tranquilizarse y volver a conciliar el sueño aunque te lleguen ciertos pensamientos que te lleven al siguiente planteamiento: si le cojo en brazos se acostumbrará, si le meto en mi cama no querrá salir, si lo duermo en brazos no sabrá dormir solo,etc. Estos momentos de agotamiento y dificultad para responder al bebe desde la calma son importantes y no es tan importante lo que hagas sino el equilibrio que tengas con el resto de respuestas durante el día.
La escucha activa necesaria para la educación emocional
Una de las mayores carencias que tenemos en nuestra sociedad es una educación no solo en valores, sino emocional. Si los niños no conocen sus emociones y no saben identificarlas, será imposible que sepan comunicar a la otra persona de forma adecuada y asertiva sus necesidades, que pidan ayuda cuando la necesiten o defiendan sus derechos desarrollando así la empatía que necesitan para desenvolverse en sociedad.
Hay que tener en cuenta que los sentimientos que no se reconocen en la infancia, influyen en las relaciones de adulto. Cuando damos importancia a los sentimientos de un niño por muy absurdo que nos parezca el motivo por el que llora, le ayudamos a ser el mismo por eso es importante que desde bebe, en estos momentos de SOS encuentre respuesta empaticas por medio del adulto porque esta experiencias grabadas en sus subsconciente le ayudarán más adelante mostrarse empatico con el resto de persona.
Escuchar ACTIVAMENTE supone acompañar a un niño en la consciencia de sí mismo , consiste en tratar de entender lo que hay detrás de los mensajes verbales sin que se sienta juzgado y a a poner NOMBRE a cada una de sus emociones para que pueda comprender lo que le pasa y expresarlo aunque no tenga lenguaje.
Escuchar activamente
- Acepta y respeta todos los sentimientos del niño: cuando el niño llora porque se ha caído, es posible que no se haya hecho daño pero ha podido sentir miedo o vergüenza. Si acude a ti necesitara tu comprensión y cariño no que suavicen su dolor con frases como ¡no pasa nada! o ¡eres mayor, no tienes que llorar!
- Demuéstrale que estas escuchando todo lo que él dice mirándole fijamente a los ojos, asintiendo con la cabeza, con expresiones como “Sí, ¡Ajá!, Mmmm…” o con un tono de voz adecuado para conseguir que el niño se sienta escuchado y comprendido.
- Escucha de manera reflexiva:consiste en repetir lo que crees que el niño siente y dice, de esta manera podemos describir lo que parece haber causado esos sentimientos.
- Pon nombre a los sentimientos:un niño debe aprender a identificar sus diferentes estados de ánimo, saber llamarlas por su nombre y ser consciente de cómo influyen en su comportamiento.
- Ofrece tu consejo pero sin imponerlo: esto lo haremos con el fin de ayudarle a confiar en su capacidad para encontrar herramientas que le ayuden a gestionar sus emociones.
Pasos para escuchar las emociones de un niño
- Deja que exprese su emoción aunque te resulte desagradable oírle llorar
- Acompáñale cuando llore o grite sin intentar controlar su llanto para aportarle seguridad afectiva. ¡Yo estoy contigo!
- Después de liberar tensiones mediante el llanto hay ayudarle a tranquilizarse.
- No es bueno dejarle solo con sus emociones cuando todavía no dispone de las herramientas mentales suficientes para entender lo que le pasa
El niño necesita que el adulto esté cerca cuando se encuentra con sus propias emociones para que éstas no le invadan y aprenda a canalizarlas sabiendo expresar sus necesidades de manera adecuada.
Aprender a validar sentimientos
Validar los sentimientos del niño nos permite transmitirle nuestra proximidad, cercanía, confianza y es un buen medio para mostrarle nuestro cariño y comprensión.
A través de la validación de los sentimientos conseguimos que el niño se sienta seguro, exprese lo que le sucede y los vínculos entre el adulto y el niño se ven fortalecidos.
A través de validar los sentimientos del niño, permitimos que el niño se conozca, identifique las emociones que dirigen sus acciones, que adquiera herramientas para gestionarlas de forma adecuada y de esta manera lo capacitamos para cuando le toque enfrentarse a los altibajos de la vida.
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